miércoles, 14 de marzo de 2018

Los gladiadores y el circo romano

¿Quienes eran los gladiadores?


La palabra gladiador proviene del latín gladius, que era la espada corta de origen español que utilizaban en la lucha, así como también la utilizaron las legiones. Algunos historiadores dicen que los gladiadores no eran fuerzas militares sino «profesionales» de los Juegos, y no cabe duda de que su habilidad con las armas y sus técnicas de adiestramiento sirvieron como modelo para las legiones romanas.
Los gladiadores se formaban en escuelas especiales para combatir después en el circo, a cargo de unos entrenadores llamados lanistas, que a la vez eran empresarios. Según Indro Montanelli, eran las "escuelas más rigurosas de la Antigüedad", y al acceder a ellas, el aspirante a gladiador debía jurar estar dispuesto a hacerse "azotar, quemar y apuñalar".2



Dependiendo por su manera y forma de combatir existían varias clases de gladiadores: mirmillón, tracio, etc. El nombre con el que eran conocidos dependía de si llevaban cascos, o de la forma del mismo, escudo, espada o red, o incluso la habilidad que poseían para la lucha.



El combate se dividía en varias partes, e iba desde el momento en que atravesaban la ciudad mientras se dirigían al anfiteatro, hasta que se declaraba victorioso uno de los gladiadores y era premiado con palmas, coronas adornadas de cintas, en los tiempos del Imperio, una cantidad de dinero y ocasionalmente la libertad.



El premio o la recompensa que recibía un gladiador eran varias: gloria, fama, dinero, la posibilidad de convertirse en un hombre libre y la más importante, la Victoria. Si habían obtenido un gran éxito, eran ensalzados por los poetas, su retrato aparecía en joyas y jarrones, las damas suspiraban por ellos. Un gladiador famoso podía cobrar por un combate hasta mil piezas de oro. Un caso extraordinario fue el del gladiador Publius Ostorius de Pompeya, hombre libre que combatió y venció en 51 combates.
Pero más allá de todo esto los Juegos eran ante todo una ceremonia religiosa que exigía un ritual. La víspera de los Juegos era día sagrado, celebrándose una solemne procesión seguida de sacrificios propiciatorios a los que asistían todos los participantes. También se celebraba un banquete de hermandad entre los gladiadores, que para algunos sería su última cena. Al día siguiente se organizaba un desfile de gladiadores con toda la pompa que exigía el momento, llevando ricos trajes de oro y púrpura. Este desfile inaugural terminaba en la arena del anfiteatro, donde saludaban al Emperador con su profética y trágica frase: Ave Caesar, morituri te salutant (Ave Cesar, los que van a morir te saludan).


Fragmento del mosaico de Zliten, hallado cerca de Leptis Magna, actual Libia (siglo II d. C.). Muestra varios tipos de gladiadores en acción de matar a los monos y hasta un árbitro del combate



Circo romano

El llamado Circo romano es una de las instalaciones más importantes de las ciudades romanas. Junto con el teatro y el anfiteatro, forma la trilogía de grandes instalaciones destinadas a divertir al pueblo. Inspirado en los hipódromos y estadios griegos, pero de medidas mucho mayores que estos, el circo romano estaba destinado a carreras, espectáculos, y representaciones, que conmemoraban los acontecimientos del Imperio.
El circo romano es un recinto muy alargado con remates circulares en los extremos, teniendo globalmente una forma oval, más o menos alargada. En el centro, rodeada de gradas generalmente de piedra, estaba la arena (en latín hārēna), muy alargada y partida en dos por la espina (en latín spina), un muro bajo y aislado coronado de obeliscos, estatuas y otros ornamentos semejantes. La espina formaba sobre la arena dos calles por donde corrían las cuadrigas. En cada uno de los extremos de la espina había un pilar cónico denominado meta (en latín meta).

Circo Flaminius (Roma), por Bartoli (1699)

Fuente: wikipedia.org/wiki/Gladiador




El Coliseo de Roma, gladiadores y luchas de fieras

Luchas entre bestias salvajes, condenados devorados por las fieras, combates entre gladiadores... Tales fueron los espectáculos que acogió desde su inauguración el Coliseo de Roma, el mayor anfiteatro del mundo romano.

En el año 80 d.C., la inauguración del Coliseo por el emperador Tito dio lugar a las fiestas más grandiosas de la historia de Roma. Años después, el poeta Marcial recordaba que gentes de todos los confines del Imperio, desde britanos, tracios y sármatas hasta árabes, egipcios y etíopes habían acudido a la capital del Imperio para contemplar las fieras más exóticas y a los más famosos gladiadores, envueltos en exhuberantes cacerías y emocionantes combates. A lo largo de los cien días que duraron los festejos se derramó la sangre de 9.000 animales salvajes, abatidos por cazadores profesionales (venatores), y se representaron truculentos combates terrestres en los que perdieron la vida cientos de personas, así como una naumaquia, una batalla naval entre corintios y corfiotas, la única ocasión en que el gran anfiteatro Flavio se llenó de agua.


Aquel programa de juegos del año 80 fue recordado por los historiadores precisamente por su originalidad y magnificencia. Pero el pueblo se mostraba igualmente entusiasmado con espectáculos más comunes, como los combates gladiatorios (munera gladiatoria) y las cacerías (venationes) que sufragaban cada año los magistrados durante sus campañas electorales, o que ofrecía la familia imperial en las principales fiestas del Estado.

Los combates duraban habitualmente entre tres y seis días, y se anunciaban por medio de pintadas en las fachadas de casas, edificios públicos y tumbas. La víspera de los combates, los espectadores hacían cola a las puertas del anfiteatro para recoger las entradas gratuitas. Durante la noche, las fieras salvajes eran llevadas en jaulas hasta los subterráneos del anfiteatro desde los vivaria, los parques en los que estaban confinadas, situados al nordeste de Roma, cerca de los campamentos de la guardia pretoriana. Mientras tanto, los gladiadores celebraban en público una cena libera, en la que el pueblo podía ver de cerca a los héroes que más admiraba.

Empieza el espectáculo

El día de los juegos, desde primera hora de la mañana, las gradas del Coliseo se llenaban con 50.000 espectadores que llegaban, según Tertuliano, «fuera de sí, ya agitados, ya ciegos, ya excitados por sus apuestas». El programa empezaba con un espectáculo matutino protagonizado por animales salvajes. A menudo comenzaba con una exhibición de animales exóticos, que muchas veces eran totalmente desconocidos para el público. 


El anfiteatro de los Flavios

Iniciado por Vespasiano y terminado por su hijo Tito en el año 80 d.C., el Coliseo, en Roma, tenía capacidad para 50.000 espectadores.


Los favoritos del público

Los gladiadores salían a la arena entre los gritos de un público enfervorizado y saludaban al patrocinador de los juegos antes de comenzar la lucha, como en este óleo de Gêrome. 1859.



VENATIONES: GLADIADORES CONTRA LAS FIERAS

Texto de  Ampa Galduf /Javier Ramos/La vida en Roma

Al igual que el combate entre gladiadores, las Venationes acabaron degenerando, convirtiendo unas representaciones de fuerza bruta en un bochornoso espectáculo cruel y sanguinario, que, no sólo acabó con la vida de muchos animales salvajes, sino también con la de otros tantos infelices.


¿Que eran la Venationes?

La lucha con fieras o Venationes, procuró ser una armonización de contrarios en un principio. De estos enfrentamientos entre animales fieros y exóticos habían varias modalidades en las que intervenían algunos tipos de gladiadores especializados en el combate con fieras.

  • Venatores (cazadores de animales) socialmente bien considerados.
  • Bestiarii (luchadores entrenados con animales) en un rango inferior, vestidos y armados cual bárbaros, con armas inusuales y exóticas. 
  • Hasta los propios emperadores probaron algún tipo de estas sangrientas cacerías.
Además de algunas inscripciones epigráficas, (técnica de escribir sobre piedra, metal u otro material duro)diversos textos de autores de la Roma Imperial como Plinio el Viejo o Marcial, nos indican varias clases de Venationes que iban desde la inofensiva doma, hasta la lucha suicida de los besitiarii en la arena con las fieras (Dammnatio ad bestias).

Fuentes: 
arquehistoria.com/historiasgladiadores-romanos-33
nationalgeographic.com.es

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