viernes, 13 de abril de 2018

Las Ninfas

En la Mitología griega, una ninfa (en griego antiguo, νύμφα) es una deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, un monte, un mar o una arboleda.

Ninfas y sátiro de William-Adolphe Bouguereau (1873)


Se les aplicaba el título de olímpicas, y se decía que eran convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y que eran hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se representan en obras de arte como hermosas doncellas desnudas o semidesnudas, que aman, cantan y bailan. Poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar. Se creía que moraban en los árboles, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas. Según el lugar que habiten se las llama Nereidas, Oréades y Náyades.Aunque nunca envejecen ni mueren por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas, aunque para Homero todas las ninfas son inmortales (Iliada XVII 78) y como diosas se les hacían sacrificios (Odisea XVII 204).

Homero las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a Artemisa,​ bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el destino de los mortales. A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades principales, como el profético Apolo, el juerguista dios del vino Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes. Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros , como por ejemplo Hermes.​ Con frecuencia eran el objetivo de los sátiros.

Los sátiros

Los sátiros son criaturas masculinas —las sátiras son una invención posterior de los poetas— que en la mitología griega acompañaban a Pan y Dioniso, vagando por bosques y montañas. En la mitología están a menudo relacionados con un desaforado apetito sexual.

Se les representa de varias formas; la más común (y básicamente romana) es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, de pantera. Las representaciones romanas confundían a los sátiros con los faunos, quienes solían tener piernas de chivo. La confusión ha perdurado incluso en obras de arte contemporáneas, como el «fauno danzante» de Lequesne, que es más bien un sátiro.
Eugène-Louis Lequesne (1815-1887): El fauno danzante (1851), París, Jardín de Luxemburgo

Los sátiros son criaturas alegres y pícaras, aunque su carácter desenfadado y festivo puede volverse peligroso e incluso violento. Como criaturas dionisíacas, son amantes del vino, las mujeres y disfrutan de los placeres físicos. Bailan al son de aulos, címbalos, castañuelas y gaitas. Tienen un baile especial llamado sikinnis. Debido a su gusto por el vino, a menudo aparecen sosteniendo copas y aparecen en la decoración de vasijas y vinajeras.

Las representaciones romanas de los sátiros son las más extendidas en el arte posterior y la mayor parte de las representaciones modernas toman como base los modelos romanos, y aparecen como criaturas con patas de cabra desde las caderas hasta las pezuñas, y a menudo con largos cuernos de cabra o carnero. Los poetas romanos a menudo los confundían con los faunos, aunque en origen eran criaturas diferentes. De hecho, las patas y cuernos de cabra son más propias de los faunos.

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